En Madrid también aproveché para hacer compras. No solo de catálogos de exposiciones y de libros de cocina, sino de zapatos de invierno impermeables, que me hacían mucha falta (no tengo zapatos). Me planté, así, en Muroexe. Miré lo que había. Me iba a salir, porque todo me parecía muy sport para mí, quería botas así medio elegantes que me pudieran servir para diario y para salir… Pero, de pronto, vi a una mujer en vaqueros que se estaba probando un par de zapatillas y descubrí lo monísimas que quedan. No os dejéis llevar por las apariencias: son casual, pero elegantes. Y muy cómodas, que una ya no tiene pies ni edad para zapatos incómodos… Así que me vine con este par.

También visité Veggie Room, que es la tienda favorita de mi amiga Cristina. Quería comprar tofu y salchichas o algo así para tener para cenar y comer los días que no salía del apartamento porque estaba aperreada. Sí, yo fui a Madrid a ver a mis amigos, a ver teatro y a descansar, sobre todo. Necesitaba descansar. No sabía lo bien que me iba a venir después haberme pasado esa semana en Madrid tan perfecta. En el Ecocentro también compré pan y tofu.

Y así me preparé cenas tan ricas como esta, acompañadas con ensaladas de tomate.

Otro día que íbamos buscando, Nerea y yo, un sitio para tomar café con algún dulcecito, hallamos un supermercado ecológico en Chamberí. No es vegano, pero tienen ensaladas que te hacen al momento con el aliño que tú quieras y los ingredientes que necesites. Se llama Supermercado Veride.

Y, antes de ir de compras, como yo en vacaciones me levanto siempre tempranísimo (igual que cualquier día de la semana), redesayuné en uno de los muchos Le Pain Quotidien que hay repartidos por Madrid, porque tienen bizcocho de zanahoria vegano. Que es, más bien, un muffin. Y café con leche de soja.

Que allí estaba yo, escribiendo en mi libreta (he vuelto a llevarme mi libreta en el bolso para escribir en los bares: han pasado dos o tres años desde la última vez) y sacando la cámara réflex para fotografiarlo todo y, como de costumbre, la gente mirando, porque no es raro sacar un ordenador, pero un bolígrafo va a empezar a ser cosa de otro planeta. Confieso que he escrito este párrafo para poder poner una foto del corte del bizcocho:

Lo bueno es que el apartamento estaba, como máximo, a 45 minutos andando de todos los sitios en los que quedaba, así que iba andando a todas partes, que no he andado más en Madrid jamás.
También hubo tiempo, antes de ir al teatro a ver Ensayo, que ya no está en cartel pero que, si reponen en El Pavón, no se vayan a perder por nada del mundo, de asistir a una manifestación para protestar por la situación en Cataluña. Porque el uso de la fuerza no es lo que una espera del Estado en el que vive. Ni de lejos es lo que una espera del Estado en el que vive. Y no, no hablo del referéndum: hablo de la respuesta del Gobierno de España. Así no se hacen las cosas, señores.

Pero la mani me sirvió para ver a Nacho Murgui, que ahora es teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Madrid. Hace como diez o doce años le regalé una pantera rosa de peluche, porque él estaba en Seco, un centro cívico en el que estaba dibujada la pantera rosa. Porque la pantera rosa hace agujeritos en la realidad. No le había vuelto a ver, pero tuvimos una noche de cena y charla juntos con un grupo bastante cerrado de gente en el que él fue el primero y único que me acogió. Y le tengo mucho cariño desde entonces, la verdad.
Oh, sí, en los blogs no se habla de política. Salvo en este.
Genial guía, seguro que visitaremos esos lugares cuando estemos por Madrid. ¡Qué ganas!
Seguro que han abierto más!